Las Bibliotecas y las Librerías, han sido parte muy importante de mi vida. Desde que abrí mis ojos por primera vez, recuerdo a mi padre rodeado de libros y leyendo. Cuántas veces recibí como regalo de él un libro. Recuerdo que el primero fue Corazón de Edmundo de Amicis, seguido de Los Tres Gordinflones, que se convirtió con el tiempo en el mayor éxito de Yuri Olesha y es hoy un clásico de la literatura infantil soviética del siglo XX.  
Pasó el tiempo aumentó la cantidad de libros de mi colección, los cuales deboraba por las noches bajo la luz de la lamparita de mesa imitando a mis padres que nunca se dormian sin leer aunque sea una línea.
Una gran influencia tuvo en mi vida también la bella biblioteca de Ciudad Escolar Libertad. Dentro de las actividades escolares era de carácter obligatorio estudiar en la biblioteca y aquellas maestras bibliotecarias sabían como insentivar en los ñiños el hábito de la lectura y su interés por investigar en el sagrado mundo de las fuentes de información. Así un día decidí comenzar mi propia biblioteca a la que llamé Andre Voisin en homenaje a un científico amigo de Cuba recientemente fallecido. Copié lo que observé hacian en Ciudad Libertad: organicé las tarjetas de los libros, cree una libreta de préstamos y hay del hermano que no devolviera el libro en perfectas condiciones.
Ya  adolescente recibo mi primer libro de adulto, Tiempo de Cambio de Manuel Cofiño. Me resultó tan interesante que no dormí toda la noche y me lo leí de un tirón.
Mi amor para los libros, bibliotecas y librerías se ha mantenido hasta hoy. Ya mi papá a sus 91 años, no puede leer sus 6 libros a la semana, pero cultivó en toda la familia ese amor. Es por eso que aprovecho este espacio para hacer un homenaje a él y a todos los libreros y bibliotecarios, con la historia de la librería donde pasé mis primeros años de vida, cuando se cumplen 60 años de la Lucha insurreccional.
Objetivo. Destacar las acciones clandestinas como apoyo al movimiento revoluciuonario desarrolladas en dos librerías de La Habana